PAREDES BLANCAS

Por Capitalismo Budista

No hay muchos que los recuerden. No hay muchos que puedan decir que los conocieron. Algunos habrán oído de ellos. Tal vez aún exista un blog, un vídeo, un audio o un artículo en internet que hable de ellos. Lo único cierto es que quienes lo vivieron lo recordaran como un momento especial en que el arte, la vida social y las ganas de hacer cosas permitieron a un grupo de jóvenes artistas construir espacios donde ser libres y creativos sin cortapisas.

Si hoy visitaras todos los espacios de arte independiente de Bogotá y volvieras a ellos diez años después, tal vez descubrirías que la escena artística ha dejado decenas de fantasmas rondando en los recuerdos de las pocas personas que alguna vez los visitaron. Artistas rechazados por grandes galerías que buscaron refugio en pequeños locales que se llenaban en una exposición de una noche. Espacios artísticos financiados a punta de vender cerveza y talleres. Lugares que dejaron su recuerdo regado entre fanzines y publicaciones independientes, las mismas que circularon entre exposiciones, ferias y conciertos que terminaban mucho antes de la media noche.

Paredes blancas que mutaban de piel cada viernes, historias que se sucedieron entre una y otra exposición protagonizadas por una red de rostros que iban y venían entre cervezas, comics y fanzines, con la única disculpa de hacer vida social y camaradería al son de la música de un computador cubierto de calcomanías. Arte flotando en el ambiente. La antesala perfecta para la rumba que vendría después.

He perdido memoria de cuándo y cómo conocí ese pequeño cuarto ubicado al fondo de un garaje, en el primer piso de un edificio de la calle 20 con 5.  Allí, junto a unas escaleras que conducían al segundo piso, la placa que asomaba tímidamente encima de una puerta pintada y graffiteada por detrás hasta decir basta rezaba simplemente, 101. Una estación de paso entre la vida nocturna y el arte.

Y así como se dormía el guayabo de la rumba, también se vivía el arte de un modo muy natural, como cuando llegaba un colega artista a saludar, y luego de una charla donde ambos se actualizaban de noticias, el visitante se quedaba mirando el espacio como si este le hablara, entonces preguntaba: ¿puedo exponer aquí? Y la respuesta era aún más simple: ¡hágale!

En realidad no había mayor pretensión en todo aquello, ni siquiera se trataba de un colectivo, solo una idea de amigos. Todo se hacía con el tiempo de cada uno y de mutuo acuerdo.

Así de fácil era exponer en el 101. Sin curadurías ni procesos de selección. Solo las ganas de hacer cosas. De la misma manera que Andrés Frix e Inu Waters creaban fanzines a finales de los 90 con infinidad de artistas desconocidos, aquel cuarto de la calle 20 era como un fanzine vivo que mutaba todo el tiempo. Murales e ilustraciones ocultos bajo capas y capas de pintura blanca que se sucedían entre una y otra exposición 2 veces al mes. Un público captado a punta de Facebook y el voz a voz que convertía el garaje de aquel edificio en una extensión no oficial de Espacio 101.

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Cartel de la primera sede de Espacio 101. Foto cortesía de Andrés Bustamante.

EL APARTAMENTO 101 (2009-2010)

Andrés Frix Bustamante: “… Fuimos a ferias del libro con Frix Cara de Perro y ahí conocimos a Isabel, que trabajaba con Constanza, quien es la matrona del fanzine acá (Bogotá); nos unimos y Chava (Isabel) me dijo que quería sacar un espacio para trabajar, entonces sacamos un espacio entre los dos…”

Isabel Bela Corredor (Chava): “Era enero de 2009 y mi amiga Ángela se iba para Argentina, dejando un aparta-estudio en el centro de Bogotá, yo quería un estudio para trabajar en mis diseños, pero este aparta-estudio con placas 101 era muy grande para mí, tenía conocimiento de un amigo artista (Andrés Frix) que buscaba un taller para trabajar también, así que decidimos compartir este lugar…”

Andrés: “… En ese taller que era chiquito, un pelao nos pidió el favor de hacer una tesis, Camilo Donneys, hicimos la tesis (Algo es algo, agosto de 2009) y nos dimos cuenta que podíamos seguir con lo que habíamos hecho en Cara de Perro. Podíamos seguir haciéndolo así fuera en un espacio de tres por tres… pero era más de amigos, un parche de invitar a Juan Pablo (Nieto) a hacer una expo (Radio waves in my soul, septiembre de 2009), Lili Bonil (Me duele. Party game over, diciembre de 2009), luego a Jim Pluk (Visitaciones, octubre de 2010 – Sara y Alaska, agosto de 2010), luego a Malchico (Muestra Malchico Nebulosa, marzo de 2010)… pero era más como: ¿quiere montar? Monte, lo que quiera, era más como un parche de reunirse con todos. No había como una investigación definida, aunque si estaba la investigación de los fanzines…”

Isabel: “… un día fuimos visitados por un amigo que estaba perdiendo la cabeza por no poder terminar su tesis… entre charla y charla, viendo nuestro taller, le llego la solución de su tesis, que fue expuesta satisfactoriamente y con muy buenas críticas. Muchos amigos vinieron a ver su tesis y así se dio inicio a Espacio 101 (Camilo Donneys, Algo es algo, agosto de 2009)… sin ninguna pretensión, solo con la idea de promocionar artistas emergentes. Con el pasar del tiempo se fue conociendo más… era un lugar en el fondo de un garaje donde se hacían exposiciones continuas, que eran patrocinadas por nuestro bolsillo… algo dejaba la venta de cerveza… eran exposiciones algo ilegales pues la dueña del edificio no estaba tan enterada de la movida… nuestros medios de difusión fueron Facebook, que día a día ganaba nuevos integrantes interesados en mostrar su arte, así fuimos conociendo personas diferentes y uno que otro cartel que se pegaba en la calle. Y claro, el boca a boca…”

Viviana Cárdenas (Mugrosa Filatenience): “…fui al espacio chiquitico y me pareció increíble… yo decía: ¡ah, yo quiero tener un espacio así!, ¿pero como lo harán?, ¿cómo se hará eso?…”

Inu Waters (Javier Posada): “… El trato que teníamos con ellos era que yo me podía encargar del diseño gráfico y de los flyers, del blog, pero en ese caso creo que si éramos muy desordenados. A veces no podía con eso. Yo trabajo haciendo diseño y no podía estar todos los días allá. Me la montaban por eso, porque no iba a las exposiciones, pero es que no podía y yo vivo en la mierda. Me daba locha salir de mi casa…”

Isabel: “… nunca tuvimos tareas específicas yo me encargaba de hacer millones de clic para invitar a gente a las exposiciones, de vender cerveza y tomar una que otra foto para nuestro registro. Andrés se encargaba de contactar artistas y todo el montaje de la exposición. Así transcurrieron 3 años, de los cuales casi todos mis viernes estaban ocupados y donde sagradamente parte de mi sueldo como diseñadora gráfica era para pagar el arriendo del taller y las exposiciones de Espacio 101. Nunca dejamos en un documento estipulado la participación económica y laboral de los integrantes, no vimos como algo sin interés iba creciendo y tomando otra cara…”

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Entrada al garaje donde estuvo ubicada la primera sede de Espacio 101. Foto cortesía de Andrés Bustamante

VIDA SOCIAL

Andrés: “… Esos dos años que estuvimos ahí (Espacio Cientouno) fue más vida social, fue más abrir la puerta del taller de nosotros para que vengan y conozcan lo que hacemos, pero también para que la pasemos del putas… entonces mucha gente se reunía para tomar cerveza y después irse a fiestas, otros si les interesaba lo que hacíamos. Era más una cosa de abrir las puertas para que todos vayan a pasarla bien. Obviamente cada uno se centraba en sus cosas, se exponían cosas, era eso, exposiciones de cosas…”

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Interior del espacio. Foto cortesía de Andrés Bustamante

CHUNGUISMO

Andrés: “… el dibujo que nos interesa tiene sus matices contestatarios de crítica a ciertos cánones, si se quiere estéticos, que se avalan socialmente. Entonces el fanzine tiene esa idea. Lo mismo ese cuento de autogestión y poder seguir desde la periferia, no depender de un medio artístico para poder ser artista, o no estar en exposiciones de curadurías importantes para poder decir soy artista. En el fanzine todo está ligado, hay un cierto feísmo, o chunguismo que le decimos nosotros, en la imagen… ser personas no idealizadas, que viven en lo real, y en lo real hay un país, burdo, feo, pero interesante. Somos una cultura tercermundista, con cinco culturas en la cabeza. Somos periferia, somos feos pero encantadores. No queremos llegar a lo estético, a lo bello que occidentalmente nos han vendido… estamos en una búsqueda de otro tipo de cosas. Todos los fanzines, todas las pinturas, todos los videos, las animaciones que mostramos tienen esos matices…”

CINCO GATOS Y EL PRODUCTO ARTISTA

Andrés: “… ella (Isabel) quería hacer como una cosa de diseño para poder mover lo que hacían varios artistas y crea los Cinco Gatos; Inu entra a hacer parte de Cinco Gatos poniendo plata y haciendo parte del colectivo… una cosa era amigos haciendo gestión y otra cosa ya es un colectivo que se reúne y dice: tú vas a hacer esto… Ella era la matrona de ese colectivo, decía: tú hazme el diseño para tal día, pero todo enfocado desde lo comercial; íbamos a ferias del libro… luego llego Cristian, y con Cristian empezamos a trabajar también en Cinco Gatos. Era el quinto gato…”

Inu: “Cuando hacíamos eso, la idea era que fuera de nosotros. Como Cinco Gatos es Frix, Inu, Bela y Glifo, que era Cristian… la idea era vender productos personalizados y eso ayudo resto… nosotros con lo de MAR Y la feria de 2005 y 2006 ya nos conocían, en esa época hubo muchos eventos de arte urbano, pero eran bien underground, en garajes… pero en esa movida uno se hace un nombre. Entonces ya lo conocían a uno, conocían el fanzine, conocían que Andrés (Frix) tenía MAR, que yo hacía Don Ramones… y cuando llego lo de Cinco Gatos era aprovechar ese nombre y nos fue bien, pudimos 3 años. Creo que nos faltó vender más la vaina…”

Andrés: “Lo que hacíamos con Cinco Gatos era chévere, cuando era producto artista. No se volvió chévere cuando ya la empresa demanda cierto tipo de imágenes que no me interesaban para nada. Que le repitan a uno un diseño 80 veces por que la carita no está feliz es horrible. En cambio publicar lo de uno… lo que queremos ahorita es retomar esa parte y publicar cosas pero, no con el ánimo de que se vendan en todas las librerías… porque siempre va a ganar las tetas, el carro, la guitarra, la carita feliz y el muñequito tierno”.

“… a mí no me interesa trabajar para una editorial, a mí no me interesa hacer una página web. A mí me interesa hacer mis cosas, y mis diseños no son vendibles… entonces fue ruptura como de: pero has cosas más bonitas, más felices y yo decía: no, no me interesa… entonces empezaron los roces; Inu también se rayó porque no le entraba la plata que él pensaba que iba a entrar y decía: estamos trabajando mucho para poco. Entonces decidimos dejar el proyecto. El primero que se salió fui yo, después salió Inu, y Chava (Isabel) siguió trabajando con Cristian, pero terminaron (su relación) y se acabó ese proyecto…”

LA MACARENA (2010)

Cuando te acostumbras demasiado a un sitio en el que te sientes a gusto, perderlo te desubica; tal vez eso me sucedió una vez Andrés, Isabel y compañía se mudaron. Y fue justo cuando creí que todo se había acabado, que las exposiciones continuaron en un pequeño espacio en el barrio La Macarena. El nuevo lugar estaba ubicado en la calle 26 b con carrera 4. Era un aparta-estudio en un primer piso ligeramente más grande que el anterior, pero con un hall que permitía la realización de exposiciones. Nuevamente la vida social y el arte sin pretensiones se daban cita en una empinada calle del oriente bogotano.

Viviana: “… encontraron espacio en La Macarena y ahí estuvo el taller un tiempo y se hicieron un par de exposiciones. Solamente eran Andrés (Frix) e Isabel… y Cristian…”

Andrés: “… Cuando entregamos, porque nos sacaron del espacio chiquito por las rumbas, las fiestas… ella (la dueña del edificio) no entendía lo que hacíamos… una exposición la pintaron de negro y pensaban que era un bar satánico… Con Viviana (Cárdenas) y con Chava (Isabel) hicimos papeles y sacamos otro espacio en La Macarena, mucho más limpio… con la misma idea… y ahí duramos casi medio año trabajando, casi el año… pero la lógica era la misma…”

EL CENTRO COMERCIAL LOS ANGELES (2010-2012)

Una vez en la universidad, un martes en la mañana tomando gaseosa en un hueco entre clases, un par de amigas presas del aburrimiento me sugirieron: ¡vamos a Nutabes a bailar!

Hoy una propuesta de esas sonaría irresponsable, pero en aquellos días eran común la romería diaria de estudiantes universitarios en aquel concurrido bar, ubicado en un centro comercial de la calle 19 entre carreras 4 y 5, actualmente llamado Los Ángeles. Un lugar lleno de historias de rumba pesada, drogas, escandalo y muerte, que luego de años de letargo resucito lentamente como refugio de salas de teatro y galerías de arte.

El lugar adecuado para que allí se asentara el combo del Cientouno. En ese momento era un edificio poblado de librerías, salas de teatro, cafés, salas de tatuaje, tiendas de ropa, peluquerías, zapaterías, misceláneas y canchas de mini futbol. No era el lugar donde esperas encontrar una exposición de arte, pero extrañamente su estética atrajo la atención de Andrés. La única diferencia con La Macarena era que ya no tenías que caminar una pendiente para llegar a la exposición, ahora debías subir entre rampas y escaleras hasta el 4 piso. 

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El 4 piso del Centro Comercial Los Ángeles. A la izquierda, el espacio donde se instalo Espacio 101 en compañía de Gustavo Garcia, luego de salir de La Macarena. Foto vía Snebtor https://www.flickr.com/photos/snebtorlife/
  1. EL ANTIGUO NUTABES (2010)

Gustavo García (El  Taller-Teatro de Garaje): “…Andrés Bustamante pasó la convocatoria de la ASAB a las escuelas de formación artística locales. Le toco la escuela de la localidad de Santafé. Ahí trabajaba mi pareja, Sirley Martínez (actriz). Fuimos a una exposición. Estábamos inaugurando un espacio independiente (donde ahora queda el galpón de Umbral Teatro). Le propusimos hacer algo en conjunto, y él nos planteó una primera exposición que se llamó Geniales y Encantadores (colectiva, marzo de 2010). Era un espacio muy alto porque era un bar (y todavía en una situación rústica), cosa que le gustaba mucho a Andrés porque el llevaba ese tipo de estética. Fuimos varios artistas los que expusimos, yo me metí en esa colada. El espacio no le funciono mucho para hacer más exposiciones consecutivas…”

Viviana: “… al principio era un espacio que no era la bodega cerrada sino uno de vidrio. Yo dije: pero ese lugar es raro, no tiene tantas paredes, es como un acuario, ¿Qué es eso?… Andrés (Frix) me dijo: no, lo que pasa es que cambió de lugar, ya no tiene ese local sino tiene el de enfrente, entonces vamos y hagamos la exposición allá.”

Gustavo: “Ahí duramos 6 meses y nos cambiamos a otro espacio (la bodega), que parecía más un bunker. Cuando le mostramos el espacio a Andrés, se animó más. Él estaba con Isabel, tenía el cuento de Espacio 101. Yo simpatizo mucho con ese tipo de ideas independientes y emancipadas. Empezamos a arrendarles el espacio para hacer eventos. Y empezaron a funcionar muy bien…”

  1. LA BODEGA DE ENFRENTE (2010-2012)

Andrés: “… Gustavo García trabajaba en El Taller y tenía una bodega grande… la idea fue hablar con él para que nos alquilara la bodega unos días y pudiéramos sustentar los conciertos y lo que no podíamos hacer arriba…”

Isabel: “… era más costoso para nosotros y nos era difícil pagar 2 alquileres, y la contribución que los artistas daban era solo para la pintura pero nos entusiasmaba mucho el hecho que daba una mejor presentación a los artistas, ahora ya realizábamos más explosiones colectivas, uno que otro concierto, era más el trabajo pero más satisfactorio…”

Gustavo: “… veníamos de un trabajo arduo de 6 meses que era desconsolador porque hacíamos eventos, nos preparábamos todo un día, nos quemábamos y llegaban 5 personas. Eran jornadas de pintar de semanas. Eran cosas a las que no estábamos acostumbrados y no veíamos la retribución de la sociedad ante ese tipo de iniciativas, que eran totalmente independientes…”

Viviana: “… El lugar es increíble, es la bodega grandísima con el techo que se ve como sin acabar, tiene una cosa pesada… no es la típica cosa de cubo blanco… hay que dialogar con ese espacio. Las cosas que se muestran ahí tienen que dialogar con ese espacio y eso es bonito. Entonces organizamos ahí la primera exposición y yo ayude…”

Gustavo: “…Ya cuando pasamos al bunker vimos todo lo contrario. Abrimos con una exposición con Andrés y se llenó totalmente. De ahí en adelante los eventos que empezaron a suceder, sucedían de otra forma, y fueron por el voz a voz fortaleciéndose. Fue un espacio que duro 5 años (El Taller-Teatro de Garaje) sin ningún patrocinio, sino a partir de sus propias dinámicas…”

Viviana: “… Seguimos ahí pero hacíamos las cosas entre los dos, aunque se supone que Cristian, Isabel e Inu también… pero igual ellos no tenían tanto tiempo, porque Isabel trabajaba, en cambio yo no hacía nada. Lo único que hacía era esto, estar enfocada en esto y producir lo que hago. Yo no tenía ninguna otra ocupación además de Andrés (Frix), que lo único que hace es producir obra… es docente…”

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Fachada de la bodega donde tuvo su última sede Espacio 101. Foto vía Snebtor https://www.flickr.com/photos/snebtorlife/

LA PLATA DE IDARTES (finales de 2011 y 2012)

Isabel: “… el distrito quería apoyar espacios independientes de arte, eso sonaba muy bien y nosotros teníamos una muy buena e interesante trayectoria, así que aplicamos para una convocatoria que ganamos, fueron 7.000.000 millones para patrocinar nuevas exposiciones, de los cuales no tuve idea de cómo fueron invertidos, yo cambie de trabajo por uno que exigía más de mi tiempo y me quedaba aún más alejado del centro, ir a las exposiciones, me quedaba más difícil, ya no tenía que dar parte de mis sueldo para el arriendo, pero así mismo mi participación dejo de ser indispensable para Andrés, me fui alejando y tan solo cruzamos uno que otro correo en donde mostraba mi insatisfacción de como de la noche a la mañana yo ya no hacia parte de espacio 101…”

Andrés: “… IDARTES nos contactó para hacer proyectos, inclusive nos dio mucha plata para hacerlos. Plata que se fue en un arriendo, porque estábamos tan mal estructurados que lo único que hacíamos era vender cerveza para pagar una bodega y hacer exposiciones… cuando entra toda la plata, lo único que vemos es que tenemos que pagar toda la bodega al año para poderle cumplir a IDARTES. Pagamos toda la bodega y nos quedamos sin un peso. Una millonada para poder tener una exposición un día, fue un error fatal por no estar estructurados…”

Viviana: “… finalmente salió una convocatoria; aplicamos a eso y nos la ganamos en diciembre… ¿en el 2011?… así era más fácil mantener todos los proyectos, no tenía que salir del bolsillo de Andrés (Frix) sino que ya se financiaban con esa beca. Con esa beca seguimos trabajando, hicimos una programación más estable. Empezamos a planear con una agenda de meses, porque antes Andrés (Frix) lo hacía de un momento a otro, sin planeación ni nada… planeamos todo el año 2012 y lo hicimos en la bodega de la 19. Y para mantener el espacio lo hacíamos con Gustavo… entre los dos (Andrés y Viviana) lo teníamos y el (Gustavo) seguía con sus cosas de teatro… “

Inu: “… yo empecé a trabajar con un man que estaba haciendo una animación y tenía jornadas de trabajo diarias… ya no podía estar todos los días con ellos. Después tuvieron un problema, no sé por qué… creo que fue por plata, por un premio, pero yo no sé qué paso ahí… entonces a mí me dio pereza estar ahí en la mitad de esa mierda, porque cada uno me daba su versión. Y tampoco me iban a poner ahí de chismoso ni nada. Entonces yo también me abrí por eso… se acabó el parche…”

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Interior de la bodega donde Espacio 101 tuvo su última sede. Foto cortesia de Andrés Bustamente.

LA RUPTURA (2012)

Cuando algo comienza, muy dentro sabemos que algún día tendrá su fin, no sabemos cuándo ni cómo, pero lo tenemos presente; la cuestión es que casi nunca queremos pensar en eso.

Cinco Gatos había terminado, pero el Cientouno seguía a pesar de los cambios. Quizás Isabel también los quería, no lo sé, pero el momento de hacerlo llegó a finales de 2012. El agotamiento producto del arduo trabajo por sostener los eventos en la recién adquirida bodega llevó a Isabel a tomar su decisión.

Andrés: “…fue raro porque primero fue lo de Cinco Gatos, entonces dijimos: ya no seguimos trabajando pero somos muy amigos. Ella seguía colaborando con el proyecto; ella era la que iba y vendía la cerveza, cogía la plata, era muy chévere todo eso. Nos apoyaba, era el motor… cuando cada uno tiene un interés, empiezan a chocar. A mí ya no me interesa el diseño, ella se quiere casar… entonces empezamos cada uno por su lado… tuvimos una charla muy maluca en una expo, me dijo: yo el proyecto lo estoy tomando más como apoyándote, no tengo muchos intereses con esto, me gusta más moverme por otro lado, tú te quieres mover por otro. Fue como una ruptura de novios toda extraña y dijo: yo dejo el proyecto…“

Gustavo: “…Lo que yo alcance a percibir fue una transición en especial con los intereses que ellos tenían como grupo. Algunos integrantes salieron, otros llegaron. Entonces pienso que en esas crisis es donde sucede realmente lo creativo. Toman un nuevo norte Mugrosa (Viviana Cárdenas) y Frix, y ese ensamble produce algo nuevo que estaba alejado de la línea que ellos llevaban, y produce otro tipo de intereses y otro tipo de experiencias y de dinámicas que no se acomodaban a lo que se venía haciendo, en parte precisamente por el tipo de reacción en las exposiciones. Era algo totalmente altruista. Admire mucho a Andrés por eso. Se mataban toda una noche y les quedaba para pagar el arriendo del espacio e irse de farra y ya. No le ganaban a eso absolutamente nada.”

Tengo en mi mente una de las últimas exposiciones que se hicieron en ese diminuto espacio de paredes blancas de la calle 20, era el año 2010. Un trabajo conjunto de ilustración entre Leo Espinosa y Jim Pluk para el cual realizamos una entrevista en video con Andrés Frix. No era algo muy planeado, solo las ganas de hacer algo interesante que se prolongó unos meses.

Cuando veo los videos de las exposiciones, pienso en todas las historias que quedaron atrás. Fanzines y fotos como rezago de momentos de crisis en los que la creatividad exploto dejando un legado reconocible para unos pocos. Experiencias a medio camino entre la nostalgia y el olvido.

Me despedí de Isabel un domingo de enero de 2013 en la calle 19 con 7. Al día siguiente partía rumbo a Columbus, Ohio (Estado Unidos). Una nueva vida la esperaba.

La época de las ferias, las exposiciones, los conciertos y las fiestas había pasado, solo quedaban buenos recuerdos de un tiempo en el que el arte, la vida social y la camaradería habían confluido en medio de la estrechez, la creatividad y las ganas de querer hacer cosas. Ella solo pensaba en el matrimonio que la esperaba. Y yo, en todo lo que aún me queda por contar.

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